San Luis Rey

San Luis ReyEl próximo 25 de agosto celebramos la fiesta de San Luis Rey de Francia, titular de una pequeña iglesia albaicinera en la cuesta homónima.

Esta iglesia gótico-mudéjar de San Luis de los Franceses fue templo con los visigodos, profanada y transformada en mezquita, devuelta a la Iglesia en 1501 y reconstruida en 1526, año de la visita del César Carlos. Historia común a miles de templos españoles, aunque la fama sea de la Catedral de Córdoba.

Por razones obvias, allí se constituyó en 1626 una Hermandad para su culto, con la particularidad de que sólo podían ingresar en ella ciudadanos franceses. A los dos años en bajar a la Hermandad al convento de San Antón, de los terceros franciscanos, donde aún se venera su imagen en una capilla lateral del lado de la epístola. En aquellos siglos las hermandades podían ser abiertas (cualquier podía ingresar) o cerradas (exclusivas para pertenecientes a un gremio concreto, una nacionalidad determinada, etcétera). Esta era sólo para gabachos afincados en la vieja Ilíberis. Los señores franceses eran en Granada apenas unos 450 y parece que pocos vivían en el Albaicín, por lo que la céntrica ubicación del convento les facilitaba el culto y la pertenencia.

Afirma alguno que los franceses eran casi todos «bodegueros, pasteleros y criados» (Ponsot, 1969); y tiene su gracia, porque la Hermandad excluía «por ser hombre de mala vida y cursar, andar distraído por tabernas y vodegones, casas de juego…» (López-Guadalupe, 2003). Regentaban tabernas, pero nos las frecuentaban, podemos suponer.

El devenir de los tiempos acabó desactivando la Hermandad y, según nuestros cálculos, la ley canónica hace que ya sea irrecuperable por excesivo transcurso de tiempo.

Después de tanto, la iglesia de San Luis fue destruida el 10 de diciembre de 1933 al ser quemada por los miserables desalmados que pocos años después, espoleados por la impunidad advertida en esos asaltos y saqueos, llevaron al martirio a miles de católicos españoles.

Desde entonces, permanece en ruinas. La Asociación Hispania Nostra la incluyó en su Lista Roja del Patrimonio y se han anunciado varias rehabilitaciones y partidas presupuestarias ad hoc nunca materializadas o perdidas en los laberintos de la burocracia de la kafkiana Administración. Ahí siguen sus ruinas.

Pero hay más relación del Rey Santo con Granada,  porque es Patrón del pueblo de Albondón, en la Alpujarra, donde cada 25 de agosto llevan una bella talla («Más guapo que un San Luis…») en andas por las calles [la dela imagen]. El verano pasado, la famosa casa madrileña Ansorena subastó una cruz procesional en cuyo dorso se lee «Ludovico ora pro populo Sto de Albondón año 1779». ¡La Cruz que encabezaba la comitiva desde el siglo XVIII! La escondieron en 1936, la devolvieron cuando amainó el temporal y ahí estuvo hasta, al menos, 1976. ¿Qué pasó después? Nadie sabe, nadie contesta. Ahora está en manos privadas, pero dice su adquiriente, un Pérez de Rada Cavanilles (a quien nos atrevemos a tildar de carlista madrileño), que en su testamento se la deja al pueblo. Podría ir cediéndola para su uso.

Este año no habrá procesión ni fastos ni verbena. Nada, porque nada está quedando de aquel mundo abigarrado, tumultuoso y popular de antes del coronavirus. Para salvaguardar su culto, proponemos hacer la NOVENA A SAN LUIS, que comienza mañana 16 de agosto y se alarga hasta el día de su fiesta, el 25 de agosto. Puede el lector seguirla en el siguiente enlace: https://sensusfidelium.us/novena-a-san-luis-rey-de-francia/

De todo el ritual, algo extenso, copiamos a continuación la breve oración para su rezo diario:

ORACIÓN A SAN LUIS REY

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen.

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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