Paraíso cerrado

[Número 6 en versión clásica]

El día 17 de octubre de 1926, Federico García Lorca leyó en el Ateneo de Granada la conferencia Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, título del precioso y complejo libro del poeta culteranista Pedro Soto de Rojas (Granada, 1584-1658), a quien aquella temporada el Ateneo rindió varios homenajes.

De la conferencia no se conservan ni el texto original ni la transcripción íntegra, sólo unas notas autógrafas, un resumen del periódico El Defensor de Granada y las notas de prensa de sus posteriores repeticiones en la Residencia de Estudiantes (1928) y La Habana (1930). Nuestro acceso a ella es, por lo tanto, parcial y tiene el sesgo de quien intentó reproducirla en la edición de sus obras completas.

En cualquier caso, conocemos su tónica general. Siguiendo esa recreación de las palabras de Lorca, sabemos que éste dijo -de forma aproximada- que «Granada ama lo diminuto. […] El diminutivo no tiene más misión que la de limitar, ceñir, traer a la habitación y poner en nuestra mano los objetos o ideas de gran perspectiva. […] Granada, solitaria y pura, se achica, ciñe su alma extraordinaria y no tiene más salida que su alto puesto natural de estrellas. […] Por eso, la estética genuinamente granadina es la estética del diminutivo, la estética de las cosas diminutas».

Después de disertar en tono poético sobre lo diminuto y su relación con el carácter local, llega a la conclusión de que la primera parte del título que Soto de Rojas le puso a su precioso y complejo libro, Paraíso cerrado para muchos, es nada menos que «la más exacta definición de Granada».

EL MURO DE LA VERGÜENZA

Cuando uno se aproxima a Granada desde la costa, bajando ya del Suspiro del Moro y dejando atrás el bosque de unifamiliares con piscina que flanquea la carretera, se topa con un inmisericorde muro de hormigón: el famoso PTS. Continuar la carretera en dirección Jaén-Madrid no mejora la situación, porque después llega una molicie bancaria, a continuación otra molicie bancaria, después un molicie hospitalaria… Granada podría aparecer al viajero coronada por la Torre de la Vela, pero lo hace rodeada de horribles edificios que parecen custodiar una sofisticada urbe de rascacielos y modernas industrias. La realidad, como bien sabemos, es mucho más triste: dentro no hay más que una ciudad volcada en buscar la mejor tapa y en sacarle los cuartos al turista, previa conversión de sus monumentos en un siniestro parque de atracciones.

Quizá Granada amó lo diminuto, pero ahora alguien ha falsificado ese amor, la ha encajonado con la circunvalación y, como si dudara un poco de la eficacia de esa muralla china, ha colocado alrededor estratégicos edificios altos.

Lejos de nosotros el ludismo, que no se vean aquí arranques primitivistas: no negamos -¡más allá, lo exigimos!- la necesidad de reconstruir una industria regional fuerte cuya solidez permita de una vez por todas a estos pueblos dar la patada en el suelo para evitar ahogarse, pero sí reivindicamos que se haga con cierto sentido de la estética.

EL MONUMENTO FUNERARIO

En 1981, Juan-Alfonso García, organista de la Catedral de Granada, compuso Paraíso cerrado, una pieza musical de homenaje a Pedro Soto de Rojas por encargo del Festival Internacional de Música y Danza. Como es lógico, para ello recogió fragmentos de Paraíso cerrado para muchos… La obra fue estrenada el año siguiente con gran éxito y, en la introducción del libreto, Juan-Alfonso afirmó que «el “carmen” de Soto de Rojas encierra toda la mística a la que el granadino aspira».

Tenía razón (fue discípulo de Valentín Ruiz Aznar, sí, pero podría no tenerla: era un sacerdote que no se vestía de sacerdote, lo cual es siempre sospechoso); tenía razón, digo, pero resalto el pretérito imperfecto. ¿Qué diantres significa hoy un carmen? De ser el exponente de la vivienda albaicinera, de ser la aspiración de todo granadino, de ser la sublimación de una casa, ha pasado a ser pasto de hotelillos, bares, dispensarios de comida basura y museos, o capricho de jeque qatarí. Desaparecen las calles de vecinos y se convierten en calles de clientes. Con que ya no hay nada que albergue «toda la mística» a la que aspirar.

La consecuencia inevitable es la muerte del barrio. Para evitarlo, el Ayuntamiento puede primar la mudanza de vecinos (sentido inverso al malhadado éxodo que provocó hace décadas hacia Almanjáyar) o puede confundir causas y consecuencias, liarse una manta turca a la cabeza y salir corriendo.

Y eso hacen, para no decepcionarnos. Ahora han anunciado que el Albaicín contará con «máquinas reproductoras de sonidos y olores típicos del barrio»…

Puede el lector sospechar la clase de exabruptos que caben en esos puntos suspensivos y que no reproducimos, aunque los pensemos, por decoro periodístico y cristiana caridad.

Al margen de que sea una ocurrencia propia de mentecatos, una absurdez birriosa y una cutre guarrería, la «fuente de olores», si la colocan, será el perfecto monumento funerario bajo el cual los poetas puedan dejar sus elegíacos versos por la muerte de Granada.

EL CHANTAJE DE ASJARIS

Basta de generalizar, bajemos al barro.

Casa Asjaris, en la calle Zafra, es la colección privada de Juan Manuel Segura y Francisco Jiménez y supera, aseguran, las 700 piezas.

«Es, probablemente, la mayor en manos privadas que existe en la provincia de Granada. Una colección única, entre otros aspectos, por contar con cinco obras de Pedro de Mena, algo que no ocurre, bajo el mismo techo, en ningún lugar del mundo». Con esas palabras comienza la noticia con la que el pasado 16 de agosto de 2020 el periódico Ideal decidió fastidiarnos el desayuno. «Casa Ajsaris se plantea irse de Granada» porque, según avanzaba el diario, «sus propietarios han recibido una oferta en firme de una ciudad andaluza, que deben responder en breve».

Los dueños reclaman (de nuevo, pues son reincidentes en el asunto) una ayuda pública y quieren que el Ayuntamiento se haga cargo de encontrar un espacio para la exposición. Para ello, han llegado a proponer que sean el Convento de la Concepción o la controvertida Casa de Ágreda. ¡Nada menos!

Volvamos por un segundo a los fondos de la colección. Por la perspectiva del asunto y etcétera. No sólo contiene cinco obras de Pedro de Mena: hay también de Pablo de Rojas, Bocanegra, Risueño, Fortuny, Isidoro y Enrique Marín, Joaquín Agrasot, Gómez-Moreno, Ruiz Morales, Ruiz Guerrero, López Mezquita, Rodríguez Acosta, Gabriel Morcillo… ¿Tiene el Museo de Bellas Artes un fondo parecido del siglo XIX? No. Alguna pieza meritoria y, en algún caso, quizá las principales de sus autores, pero parece que, en cantidad, no se aproxima.

Ante la oferta para llevarse su exquisita colección, defienden los propietarios que se lo están planteando «porque podremos instalarlo en un lugar preeminente, con una adaptación que dirigiremos nosotros mismos. Además, han aceptado todas las condiciones previas que hemos planteado, sin poner ni un pero». Es decir, buscan un espacio adecuado, pero quieren mantener la gestión. Aspiración legal, pero ilegítima, inoportuna y desordenada.

¿A qué juegan el Ayuntamiento, la Diputación o la dichosa Consejería de Cultura? ¿Qué hacen las fuerzas vivas? ¿No hay ningún organismo público, semipúblico, privado o mediopensionista que se interponga? ¿Nadie va a hacer nada?

El propietario de una obra de arte, igual que el de una barra de pan, un abrigo de paño o un vespino, puede hacer lo que le venga en gana con ella. ¡Faltaría más! Pero si se trata de carne cruda de nuestra Historia, ni esos organismos preocupadísimos por «nuestro acervo cultural» pueden permitirse desaprovechar tamaña oportunidad, ni esos propietarios pueden someter a chantaje a la ciudad sin que el pueblo los corra a gorrazos y se los declare personas non gratas. Por algo así se montó la del Dos de Mayo.

Granada ama lo diminuto, vale, pero, sobre todo, se despreocupa demasiado por lo propio. Apenas se han quejado un par de columnistas en Internet.

CUESTIÓN ISABELINA

Claro, que la cosa viene de lejos. Hace un par de días el filósofo Jon Juaristi se quejó de la falsificación histórica a la que Isabel II sometió a la ciudad de San Sebastián.

«Como los veranos de la época isabelina eran largos y aburridísimos, y además la costa del Cantábrico tiene un clima criminal, tuvo que inventarse algunas diversiones para entretener a la peña entre mayo y octubre, como, por ejemplo, las regatas de traineras, los partidos de pelota, el arrastre de piedra, el levantamiento de piedra, los concursos de partir piedras con barras o con el rabo de la boina, los de versolaris y aizcolaris, las sardanas vascas y, según algunas malas lenguas, incluso el dialecto guipuzcoano del eusquera» (ABC, 30/VIII/2020).

Es sabido que en el sur de España hizo otro tanto. Ansiosa siempre de jarana, -o por remediar la, digamos, falta de interés por ella de su esposo-, Isabel II recorrió los reinos del mediodía peninsular de jarana en jarana. Y nadie mejor para éstas que los gitanos, de modo que la aristocracia y la alta burguesía, palmeras siempre, emularon de tal forma el entretenimiento regio que se acabó identificando el folclore sureño con lo que hoy, allende los mares, es «lo andaluz» y antes era sólo cosa romaní. Después, merced a Javier de Burgos (maldito sea su nombre), aquel esperpento alcanzó a Granada.

¿Habría hecho lo mismo Don Carlos? Le dio por asaltar Bilbao contra todas las recomendaciones de su estado mayor y nunca lo sabremos. Quizá por Bilbao se perdió Granada, cuyos voluntarios y voluntariosos alpujarreños perdieron la apuesta.

Poco a poco se fueron disolviendo las muestras más características de la cultura granadina y, al tiempo, quedaron atrás las polainas cortas, los sombreros de catite, las albarcas, los marselleses y todo cuanto rezumaba costumbrismo local, siempre en beneficio -espurio y oneroso- del nuevo centralismo. Todos tocando palmas al son de unas sevillanas.

Y lo propio… escondido.

QUE SE MUERA EL CIVISMO

Es decir, el paraíso cerrado para todos. Porque el paraíso es la calle vivida, no convertida en expositor de bares y hoteles; es el palacio en uso, no transformado en parque de atracciones; es el arte expuesto, no exiliado por abulia; son las iglesias para rezar, no travestidas de salas de exposiciones.

Lo diminuto, lo diminuto; lo enano. El esquema pequeño. La supervivencia como única aspiración. Restaurar para conservar en formol, no para usar.

De vez en cuando surgen canciones que resumen bien el espíritu de una ciudad. Joaquín Sabina compuso «Pongamos que hablo de Madrid», Los del Río cantan «Sevilla tiene un color especial», Doctor Deseo hace lo propio con «Morirse en Bilbao» y tantos otros ejemplos. El grupo Supersubmarina incluyó en su disco Electroviral (2010) el tema «LN Granada», perfecto resumen del problema:

Sería capaz
De cambiar el calendario lunar
Para verte aquí en Granada un día más

Podría llegar
A escalar esta montaña polar
Y a tu lado aterrizar

Del Veleta al Sacromonte sin mirar
Podría viajar a
A Graná con mi nave espacial
Y el Paseo de los Tristes alegrar
Si te pones a bailar
Las estrellas nos alhambran al pasar

Siendo tan pequeño el universo ¿cómo pudiste caber allí?
Siendo tan eterno este momento ¿cómo me voy a querer morir?
Para quedarme sin ti

Y bailar con la muerte no es un plan
Yo prefiero que me mates tú a bailar

Uno echa en falta algo de nostalgia. Está bien el neologismo audaz de «alhambrar», contribución certera que merece un merecido espacio en la poética patria, pero no todo es eso. La mera contemplación destroza el objeto deseado. Uno echa en falta algo de crítica que sí podemos ver en una canción que se ha unido a la nómina de las antes mencionadas, la de «Gijón» de Pablo Und Destruktion. Su letra dice lo que no decimos aquí:

…En el puerto de Gijón se caían las paredes
Saludaban, riendo, putas en los burdeles
Preguntad a Rambal si lo veis en el cielo
Mejor diez puñaladas que un minuto con miedo

En el puerto de Gijón todo ha cambiado mucho
Solo importa el dinero, ¿dónde quedó el orgullo?
Era lo que querían, malditos europeos
Volvernos puritanos, blandos, gordos y muermos

En el puerto de Gijón ahora andan los puristas
Haciéndole mil fotos al árbol de la sidra
Esto era el progreso, esto era nuestra vida

Que se muera el civismo y viva Cimadevilla

Destructivo como el nombre de guerra de su autor, pero eficaz. Ese es el mensaje, ese es el tono.

SAN JUAN DE LA CRUZ AL RESCATE

Acabemos este singular número de Alcaicería, más catilinaria o J’accuse zoliano que boletín de novedades y propuestas, con un toque optimista. Este verano se han inaugurado unas nuevas etapas del Camino de Santiago siguiendo los pasos de San Juan de la Cruz desde Granada.

El Camino Real parte de la plaza que lleva su nombre, en lo alto de la calle de San Matías (convento carmelita donde predicó el excelso poeta), y la primera etapa acaba en el cruceiro de granito que hay en la parroquia de San Isidro, de El Chaparral (Albolote). Sigue después hasta Toledo, donde se une a la ruta jacobea que sale de Valencia. Con el Camino Mozárabe ya consolidado, esta segunda propuesta para llegar a la tumba de nuestro Santo Patrón liga la centenaria devoción jacobea en Granada con la estrecha relación del Doctor místico con la ciudad. Granada, paraíso cerrado… «¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, / habiéndome herido; / salí tras ti clamando, y eras ido». Lo encontraremos. Se abrirá.

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Fajalauza pide ayuda

Los ceramistas han lanzado un grito de auxilio y han organizado una «Campaña de donaciones para reparar una parte de la cubierta de nuestras instalaciones entre las que se encuentra el horno hispanoárabe, único en nuestra ciudad», en los siguientes términos:

Los trabajos urgentes que necesitamos abordar son:

  • Reparación de la cubierta de una zona destinada al torneado tradicional: el cargadero que sujeta las vigas de madera ha colapsado, desplazando las tejas y favoreciendo la entrada de agua a todo el paño.
  • Apuntalamiento e instalación de cubierta provisional para proteger el centenario horno hispanoárabe: la bóveda ha perdido su curvatura y el agua de lluvia que entra está deteriorando toda la estructura, por lo que también se encuentra en grave peligro de colapso.

Calculamos que debemos reunir en torno a 8.000 € para acometer dichas reparaciones. Si tú nos quieres apoyar, te informamos que la Fundación tendrá un detalle especial con todas las personas que colaboren.

Pueden encontrar la forma de donar en la web de la Fundación Cerámica de Fajalauza Cecilio Morales  (o sólo Fundación Fajalauza) constituida ad hoc:

https://www.fajalauza.org/

Por nuestra parte… Quien quiera donar, que done; cada cual es libre de hacerlo a quien guste y obtendrá así, además, aunque no sea el motivo principal, algunas deducciones tributarias en el IRPF. No está mal.

El carácter de Alcaicería, empero, nos empuja a otra cosa, que es a pedir ayuda en forma de trabajo. ¡Compren sus productos! No hay mejor forma de dar un empujón a una fábrica que haciéndole fabricar. Perogrullada, sí, pero las verdades de cajón se esconden y se olvidan hoy con inusitada facilidad. Compren, insistimos, auténtica cerámica de Fajalauza. No caigan en la tentación de ahorrar con imitaciones: el precio que por ello pagan nuestro Arte y nuestra Identidad es mucho mayor.

Beethoven en el Palacio de Carlos V y otras noticias

El Festival (Internacional de Música y Danza) de Granada hará sonar a Beethoven durante esta quincena de julio en el Palacio de Carlos V de la mano de las orquestas de Granada, Valencia, Galicia y un solo de pianista los días 16, 17, 21, 23, 24, 25 y 26 de julio. Con entradas entre 25 y 80 euros, hay pocas excusas para perdérselo.

Las Carmelitas de la Antigua Observancia están organizando visitas guiadas al Museo del Carmen (c/ Monjas del Carmen), que incluye la exposición temporal «El Carmelo es todo María». Las próximas serán los días 18 de julio (10h) y 18 julio (19h). Plazas limitadas y grupos reducidos. Se solicita un donativo para la comunidad de monjitas. Interesados: enviar WhatsApp (indicar n° plazas) al 657682258.

Ya se pueden visitar los restos arqueológicos del palacio del Sultán nazarí Mohamed II (s. XII) en el conjunto del Cuarto Real de Santo Domingo. Este importante yacimiento musulmán -uno de los más relevantes de España-, se ubica en un pabellón que se ha inaugurado este lunes.

La deuda de los municipios

El diario El Independiente de Granada trajo el 6 de julio una de esas noticias que hacen hervir la sangre. El titular, «Dieciséis municipios granadinos aumentaron su deuda con los bancos el año pasado», da una idea del contenido. Escudriñar los datos que acumula el INE en sus almacenes es algo engorroso y se agradece que algún licenciado en Periodismo se haya tomado la molestia en hacerlo por nosotros, que para eso estudió lo que estudió.

Sin embargo, la seca exposición de los datos en una tabla, incluso añadiendo la variación interanual y el orden en el escalafón de municipios de la provincia según el importe per cápita de la deuda, puede dar lugar a un peligroso populismo, tan propio -por otra parte- de la demagogia que mueve la política contemporánea. Partiendo de que gastar más de lo que se tiene es, por lo general, condenable, ¿por qué hemos de aceptar acríticos que todo aumento de la deuda es malo? ¿Por qué tiene ese análisis que ser de ámbito municipal, como si el municipio fuese propiedad única y exclusiva de sus habitantes? ¿Acaso se computa la inversión en una calle como exclusiva de quienes viven en ella, en lugar de toda la ciudad?

En Alcaicería creemos en la unidad nacional, una de cuyas propiedades constituyentes es la solidaridad. Aquella, por ejemplo, que reconstruyó las provincias de Valencia y Barcelona tras las respectivas riadas del 57 y el 6. ¿Cómo no entender que las deudas municipales sean cosa de todos –res publica-?

No sabemos quién gobierna allí ni nos importa, pero si La Taha ha acumulado 1.316.000 euros de deuda, es decir, 2.015 euros por habitante, ¿no puede considerarse un deber comarcal, provincial y nacional el cubrir las deudas de ese -como de otros cuantos- rincón alpujarreño? Por ponernos estupendos en Historia, ¿acaso dudó Felipe II en volcar los arcones del tesoro real y arriesgar la vida de su hermano Don Juan de Austria para aplacar la rebelión de los moriscos? Se ha perdido la perspectiva al convertir la política, embarrándola, en una cuestión de números.

Nos dirán que la Administración tiene mil mecanismos para acudir a fondos públicos regionales, nacionales y comunitarios, pero una subvención (porque no son otra cosa esas ayudas) es una cadena. ¿A quién tienen que recurrir entonces, a los escuálidos bolsillos de los locales?

Cada pueblo es una calle de la gran ciudad nacional y es responsabilidad de todos los habitantes asegurar su subsistencia y su belleza.

Verdi en Quinta Alegre

El programa del Festival Internacional de Música y Danza de Granada incluye la proyección el próximo 9 de julio, a las 21,30 horas, de «ópera del Teatro Real» en los jardines del Palacete de Quinta Alegre. En particular, de Aida de Giuseppe Verdi.

El reparto anunciado es el siguiente: Dirección musical: Nicola Luisotti; Dirección de escena: Hugo de Ana; Intérpretes: Soloman Howard, Violeta Urmana, Liudmyla Monastyrska, Gregory Kunde, Roberto Tagliavini, George Gagnidze, Sandra Pastrana y Fabián Lara.

Lo que no han aclarado es de qué año, porque ese mismo día Nicola Luisotti estará en el Teatro Real, sí, pero dirigiendo La Traviata.

Se agradece el tributo a Verdi, núcleo de las fuerzas civilizadoras europeas, pero, salvo que la proyección sea de un concierto memorable o lo sea en directo de otro, puede dar la impresión de que se hace por rellenar el calendario y sin querer gastar mucho presupuesto.

[Número 2 – 30 de junio de 2020 – página 3]

Revitalizar el comercio

Con la excusa del confinamiento y de la necesaria «distancia social», algunos Ayuntamientos han aprovechado para peatonalizar calles o convertirlas en vías exclusivas para bicicletas y patinetes.

Poco han pensado esos Ayuntamientos en sus ciudadanos y en sus negocios; y mucho, parece, en la propaganda y en Bruselas. Está muy bien que en Suecia o en los Países Bajos se promocione el transporte en medios no contaminantes, pero quizá han pensado bien poco en una ciudad hecha de cuestas que alcanza los 45 grados en verano.

El titular anunciando las decenas de kilómetros de carril-bici será admirado por los burócratas europeos, sin duda; pero también será una tortura para los habitantes y para los locales de las calles afectadas, que verán cómo sus tiendas se vacían en beneficio de los centros comerciales, que al aire acondicionado le suman un parking en la planta inferior.

¡Bonito plan para llenar las tiendas!

[Número 2 – 30 de junio de 2020 – página 3]

El Negro Juan Latino (Black Lives Matter)

Hace unos años se eliminó al poeta renacentista del callejero granadino. Su matrimonio interracial en la Granada del siglo XVI, cuatrocientos años antes de que estuviera permitido en EEUU, permite una lectura crítica del derribo de estatuas españolas en ese país.

El martes 3 de octubre de 2017, entre aplausos entusiasmados de la prensa local, se inauguró la plaza del Centro Artístico de Granada. Necesario homenaje a una institución trascendental, sin duda. El problema, aunque callado por esa misma prensa, es que esa placeta que vigila el cruce de las calles Sarabia y Cuadro de San Antonio ya tenía un nombre: plaza del Negro, o del Negro Juan Latino, como fue rebautizada a principios de siglo merced a una absurda polémica que denunció el escritor José Vicente Pascual en 2008.

El Negro Juan Latino nació en Cabra en 1518 y sirvió en la familia de Gonzalo Fernández de Córdoba y Fernández de Córdoba, nieto del Gran Capitán y dos años menor que él. De ahí que viajara con éste a Granada cuando lo enviaron a estudiar artes liberales. Más que como paje y señor, su trato fue de hermanos. Entonces él era aún Juan de Sessa, pues de allí son duques el Gran Capitán y sus descendientes.

Lo que Gonzalo aprendía en clase, Juan Latino lo absorbía desde la puerta. No tardó mucho en ser diestro en la materia que le da apellido y en otras cuantas (monocordio, arpa, laúd, canto, gramática, etcétera), por lo que comenzó a dar clases a jóvenes de familias distinguidas. Un negro, amigo y sirviente del nieto del Gran Capitán, dando clase a los niños ricos de Granada. Esa es la historia.

Al poco tiempo fue manumitido por los duques de Sessa y obtuvo la Cátedra de Gramática y Latín en la Universidad de Granada y se considera que fue el primero de su raza en lograrlo. En esto, como en tantas cosas, Granada fue la primera.

En aquella pléyade de alumnos estaba la jovencita Ana de Carleval o Carvajal, hija de un Caballero Veinticuatro y pretendida por Don Fernando de Válor, futuro Abén Humeya. Ganó el astuto Juan Latino «y vino a casarse con ella / que gramática estudiaba», según resumió Lope de Vega. Tuvieron cuatro hijos mientras él seguía a sus clases, a sus poemas y a sus tertulias del grupo Poética Silva, donde coincidió con San Juan de la Cruz, Diego Hurtado de Mendoza y tantos otros.

El Negro Juan Latino conoció a Don Juan de Austria en su paso para aplacar la rebelión de los moriscos de Abén Humeya en las Alpujarras y empezó a adquirir nombre en la corte de Felipe II. Quizá por eso el presidente de la Chancillería, Pedro de Deza, le encargó que escribiera un poema sobre su  gloriosa victoria en Lepanto: la Austriada Cármine (1573), anterior a la de Juan Rufo. Tan diestro era en el manejo del latín y tal fama adquirió que Cervantes lo cita como referencia en el prólogo del Quijote.

Granada mantiene eliminado el tributo a tan excelso prócer de nuestras letras. Él, que convenció a Felipe II para que los restos de los Reyes Católicos se quedaran donde están y no los llevaran al Escorial, caerá en el olvido por la desafortunada carrera a ninguna parte de los ofendidos profesionales. Si aquí permitimos esto, ¿cómo evitar que en los EEUU derriben estatuas de quien prohibió la esclavitud?

[Número 2 – 30 de junio de 2020 – página 1]

El fracaso del Estado

«El Estado somos todos», repetían como jaculatoria. ¡Pues que pague lo que ha roto! Si le preocupa la enfermedad, que pague pruebas y vacunas; si cierra los comercios, que pague alquileres, salarios y cotizaciones. Difícil justificación tiene cualquier gasto en otra línea. Y si el extractivo sistema tributario no puede paliar esto, es que no sirve o ha fracasado.

Como no lo harán, al buen ciudadano sólo le queda recurrir a sus iguales. La dejación del Estado debemos suplirla apoyando a los pequeños comercios. ¡A la calle! ¡Al ultramarinos, a la peluquería, a la eléctrica, a la cafetería, al zapatero! Que no quede ni uno atrás.

[Número 1 – 11 de junio de 2020 – página 3]

Media Granada en contra de la Junta

La demoscópica Electomanía ha publicado una encuesta «que desglosa la opinión de los andaluces sobre la organización territorial de su CA y sus provincias» con una muestra de 4.500 respuestas entre el 18 y el 22 de mayo. Aunque, por el escaso número de entrevistas, hay que tomar los resultados con la debida precaución y, por otra parte, las preguntas son un tanto absurdas y centradas en Almería, los porcentajes en la provincia de Granada son bastante elocuentes: casi la mitad de los granadinos (45,5 %) quiere que Granada salga de la Junta de Andalucía, sólo 3,2 % menos de los que quieren que se mantenga en ella. Si a eso se le suman quienes hayan respondido que ven mejor a Almería como una Comunidad Autónoma uniprovincial (1,3 %) o unida a la de Murcia (3,1 %), tenemos al 49,9 % de los granadinos que no creen en la Andalucía de ocho provincias.

Pero vayamos a la brocha gorda, que es la única forma de hacer política seria. Con la mitad no se hace nada, pero sí hay un problema. Es lo que ocurre en Cataluña, por ejemplo, aunque con una salvedad: allí lo que se pretende quebrar es la soberanía nacional, que reside en todo el pueblo español, mientras que lo que acarrearía la salida de Granada de la Junta de Andalucía no sería más que la reafirmación de su voluntad española y la rectificación de un inmenso error cometido durante la carrera autonomista de los años 80.

grafico junta

Fuente: https://electomania.es/ep1j20and/

Granada:

1,3% Almería como una CCAA uniprovincial

3,1% Unión de Almería a la Región de Murcia

45,5% Dividir en dos CCAA: (Málaga, Granada y/o Almería) vs el resto de la comunidad

48,7% Mantenerla como está

1,4% No tengo opinión formada

[Número 1 – 11 de junio de 2020 – página 3]

Protesta por un Corpus festivo

Las autoridades locales han trasladado el festivo del Corpus Christi (11 de junio) al día de la Virgen de las Angustias (15 de septiembre), cuando tiene lugar la ofrenda floral en su Basílica. El acuerdo ha provocado poco revuelo; si acaso -y reconocemos nuestra extrañeza-, aplausos. El motivo es evidente, porque la feria de toros, carocas y casetas no puede celebrarse en condiciones normales sin incumplir las medidas de prevención y control de la pandemia impuestas por el estado de alarma y las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Sin embargo, queremos hacer desde aquí una protesta formal por la eliminación de este día festivo.

imagen
Cartel del Corpus de 1891

Que le hagan el favor al día de la excelsa Patrona de Granada está muy bien, aunque a pocos se les escapa que la ofrenda floral tiene siempre la vistosidad de un evento popular y castizo por más que el día caiga entre semana, llueva o truene. Quien quiere ir, va, y quien no, se espera a la procesión del último domingo del mes. Declarar festivo local el día no ayuda a quienes viven en los confines de la provincia y quisieran estar presentes en la Carrera de la Virgen, porque no les afecta; y quienes viven en la ciudad, pueden siempre acercarse a última hora.

Por el contrario, existe un grave motivo para mantener el festivo en el día del Corpus Christi: porque es el día del Corpus Christi. Acaso hayamos olvidado por qué Granada lo celebra, así que habría que aclarar que no es ni por los toros, ni por las carocas, ni por las casetas, que son parte de la fiesta, sin duda, pero no son parte de su esencia, sino añadidos graciosos. Entrañables e irrenunciables para cualquier granadino, pero ornamento al fin y al cabo. El motivo central está en las famosas palabras de Ysabel la Católica, que nos mandó que «la fiesta ha de ser tal e tan grande la alegría y contentamiento, que parezcáis locos». Sean ciertas o invento hagiográfico, son las que son y así se ha hecho siempre, por los siglos de los siglos.

¿Qué poder creen tener los capitostes del Ayuntamiento para incumplir el mandato isabelino? ¿Qué significado tiene la historia para ellos? Un año desaparecerá la preciosa custodia gótica que regaló Ysabel en 1501, esa que sirve de trono al Corpus Christi durante la procesión de cada año, y los insensatos dirán que ya no puede haber Corpus.

[Número 1 – 11 de junio de 2020 – página 1]