Dirán algunos que por qué insistimos en esto. Bueno, que dejen de leernos. Noticia en el periódico Granada Hoy (22/7/2020):
«La Asociación de Jóvenes Granadinistas denuncia que se están utilizando libros de texto en Bachillerato actualmente, que aseguran que los límites actuales de Andalucía ya eran tales en el año 1530, omitiendo de esta forma de manera clara la existencia del Reino de Granada, que estuvo vigente desde 1492-1833 como Reino castellano de Granada».
Se refieren a una ignominiosa ilustración en un libro de texto de Geografía de la editorial Algaida:
La verdad es cada día más revolucionaria y escandalosa: la Andalucía autonómica actual no existió hasta, como mucho y como bien dice la noticia, el año de 1833, en el que el motrileño Javier de Burgos coló en la reforma de la organización territorial del Estado el gazapo (¿intencionado?) de anular la demarcación y la denominación del Reino de Granada para incluirlo, sin explicación alguna, en la limítrofe Andalucía. Ni siquiera después estuvo clara esa innovadora fusión y, así, podemos ver que el proyecto de Constitución federal de la I República (1873) hablaba de «los Estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja…»; que en 1898 Francisco Seco de Lucena pronunció su conferencia sobre el regionalismo granadino; que en la II República la Diputación de Granada se negó a formar una autonomía con Andalucía (y no salió); que la UCD llegó a crear una bandera para la autonomía de Andalucía Oriental en los 70; que…
La historia es muy larga. Lo importante es destacar que hoy se adoctrina a los escolares con textos rebosantes de imprecisiones y que una asociación lo ha denunciado. ¡Bravo! De paso, podrían también denunciar otras llamativas reinterpretaciones del mapa, porque por más que duela y escueza, por más que rabien y pataleen, la realidad fue muy diferente a la mostrada en ese burdo error cartográfico: la España de 1530 estaba dividida, a lo sumo y por lo jurídico, no por lo territorial, en las coronas de Castilla y Aragón, por un lado, que según los remilgos podrían considerarse unidas, más el reino de Navarra y el reino de Granada.
¿Le suena a alguien el escudo de España y lo que contienen sus cuarteles? Parece que no. Tan poco suena que hace poco, al hacer la camiseta de la Selección Española de Fútbol, confundieron la pequeña granada del entado y dibujaron ¡un tulipán!
Para mostrar la densidad de población de 1530 no hay nada más inoportuno e inadecuado que el montaje con ese refrito de las Regiones del siglo XIX y las Comunidades Autónomas del XX. ¡Como si se pudiera comparar la densidad de un «pequeño» territorio como Asturias con el de un todo llamado Andalucía! ¿Habría densidad homogénea entre Huelva y Almería? Puestos a lo torticero, poco ha faltado para que viéramos las provincias de Calatayud, Betanzos o Sanlúcar de Barrameda.
Los mapas de la época son bastante claros, como el que nos muestra el Libro de grandezas y cosas memorables de España (1548) del importante cartógrafo Pedro de Medina… ¡que era sevillano!
Es probable que la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía le reste importancia al asunto, pero es un deber patriótico denunciar esa manipulación que, amparada en el autonomismo, sólo contempla la configuración de España mediante el anacronismo de las regiones.
Enhorabuena a la Asociación de Jóvenes Granadinistas, que ha logrado llevar a las portadas ese absurdo error. Que no se detenga aquí la lucha por el rigor histórico. Aquí tendrán siempre un refugio.