La Nueva Normalidad

 

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Cuando un grupo anuncia que va a sacar algo, una canción, un disco, se genera siempre un silencio expectante de la pléyade de admiradores, seguidores, fanáticos y palmeros profesionales que acompaña a todo músico; cuando eso mismo lo anuncia Los Planetas, el silencio es monacal, los silentes parecen monjes preconciliares y la expectación alcanza a creyentes, agnósticos y ateos. Porque son Los Planetas, que son como nuestra Yoko Ono -ya puede vender berridos que no hay quien le quite caché-, pero cantando bien.

«La Nueva Normalidad», a falta de la segunda parte (dice Continuará… y uno tiene que creerlo), se parece bastante a una carcajada inoportuna o a la apertura de la botella de champán por el ganador de una carrera. Agita, descorcha y a quien le caiga. Tomad, malditos. Una venganza. Un ya me da igual. Más: una nota de serenidad en un modernismo que se nos ha ido de las manos.

Jota reventó los cerebros biempensantes de no pocos críticos de la oficialidá al cantar El Novio de la Muerte con El Niño de Elche y demostrar que no hace falta llevar tatuada la efigie de Millán-Astray para reconocer su fuerza telúrica; ahora la toma con los saqueadores que quieren derribar el vellocino de oro… para trocearlo y llevarse los pedazos a casa.

Esperamos la continuación.

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